lunes, 20 de junio de 2011

DOGMATISMO EN MIGUEL ANTONIO CARO


DOGMATISMO EN MIGUEL ANTONIO CARO
                                          Por: Arley Botero


                                                                                                           “Conversar, creo yo que significa razonar acerca
                                                                                                               de los sucesos humanos; y con aquel que ya tiene
                                                                                                             opiniones hechas y que considera un pecado el 
                                                                                                             negarlas, o siquiera pensarlas, es imposible.”
                                                                                                                                                     Fernando González.                                                                                                                                             

Se pretende en este ensayo mostrar de manera argumental el  carácter dogmatico en el autor colombiano Miguel Antonio Caro, nuestra disertación quiere señalar, como la sustentación y refutación que este ideólogo hace en contra de algunas corrientes de su época como el utilitarismo y el sensualismo  acaba por convertirse en una crítica poco objetiva. Nuestro autor, que inicialmente y en algunos apartes adquiere cierto peso argumentativo, termina por perderse en una especie de limbo emotivo, que hace que el desarrollo y defensa de sus argumentos caiga en una posición subjetiva un tanto exaltada, que lo lleva a desembocar en el dogmatismo sostenido por  su fe religiosa, como única arma de su supuesta discusión o debate.
Empecemos por decir, que se entiende como Dogmatismo, el procedimiento del pensar que opera con conceptos y formulas invariables, es decir, con posturas de pensamiento que se dan por sentado, principios innegables  que se constituyen en concepciones antidialécticas negando así la teoría de los contrapuestos en las cosas o en los conceptos.[1]
En este orden de ideas la filosofía de Caro,  en algún momento esboza un precario enfoque de filosofía del lenguaje,  tratando  de dejar  despejado, el significado, la verdad, la interpretación y el entendimiento en torno a  las ideas postuladas por doctrinas, como el utilitarismo y el sensualismo, entre otras. Caro inicialmente pretende que aquellos seducidos por dichas proposiciones no sean arrastrados a una tergiversación del juicio y de las ideas, sin antes desglosar desde un análisis crítico dichas doctrinas  diciéndonos por ejemplo que solo el hombre : “además, interpreta lo que siente y expresa lo que interpreta”[2] terminando por dejar que sus argumentos iníciales acaben desdibujados por su fogosidad religiosa, la cual le hace perder el argumento y concluye por argüir perdiéndose en su inflexibilidad que “El que no está conmigo está contra mí” lo que ya de por si lo lleva a un reduccionismo exagerado pues recurre a un argumento facilista y no a una construcción dialéctica, pues para él, su rigidez lo lleva plantear que solo la “verdad revelada” debe ser aceptada como verdad última, planteando sus argumentos desde su doctrina católica que para él no admite cuestionamientos y acaba por aseverar :
“Yo entro con vos en discusión para probaros que mi fe puede defenderse con las armas de la razón (...) Mas si lográis vos dejarme sin respuesta en esta discusión,
no por eso me daré por vencido; pues yo tengo el asilo de mi fe, a donde no
alcanzan los tiros del raciocinio.”[3]

Y es que para Miguel Antonio Caro   “carece de sentido la pretensión ilustrada de elaborar una filosofía al margen o, peor aún, en contra de la verdad revelada y del magisterio de la Iglesia, pues la débil ciencia humana se extravía sin el auxilio de la gracia divina y sin la orientación pastoral del clero”[4] muy seguramente hay honestidad y sinceridad en sus palabras pero la disertación dialéctica en torno a la discusión de las doctrinas a las que el opone su pensamiento, acaba perdiéndose en una valoración de la fe como fundamento último de sus argumentos, y aunque el autor del módulo invita a hacer una especie de epojé (suspensión del juicio) “poner entre paréntesis” diría Husserl  a la creencia religiosa de nuestro autor y no pelearnos con su  “inmunización fideista”  confrontándolo con una “invalidación antifideista” esto es a mi modo de ver  poco consecuente, porque es ahí precisamente donde se invalidan sus argumentos a las reclamaciones que él utiliza, contra los postulados de sus contradictores, y es ahí esencialmente donde se plasma su dogmatismo que poco aporta a una discusión dialéctica y que deja en verdadera ambigüedad la fuerza de sus explicaciones, se hunde  pues Caro en un dogmatismo que raya con el Fideísmo recalcitrante, porque si no se puede llegar por la razón, sino solo por la fe a la indagación de la verdad, entonces no tiene sentido dicha búsqueda. Pero porque decimos que dicha búsqueda de la verdad no tendría sentido sencillamente, porque no podemos recurrir a una cuestión de fe como argumento esencial de la indagación de la verdad, al menos no de la verdad absoluta, porque si recurrimos a la fe, sencillamente la verdad se nos convierte en un espejismo pues la “verdad particular” de un individuo no se corresponde con la verdad ultima, en este caso el dogmatismo de Caro es simplemente un espejismo en el desierto de sus argumentos, que son más un acto de fe que una construcción racional.

Por consiguiente  y para contextualizar un poco nuestro enfoque, cabe decir,  que la historia humana ,comprueba los nefastos efectos de los fenómenos dogmáticos asumidos en distintas épocas de nuestra historia, llámense estos cruzadas, inquisición, nazismo, comunismo, imperialismo, y recientemente  globalización, cuyo dogma subrepticiamente oculto en una falsa idea de progreso global, está a la larga convirtiendo  al ser humano en una mercancía y empieza  a dar sus primeras muestras de lo inicuo, que pueden serle al hombre los dogmas o credos que se asumen como verdades absolutas.
En ese orden de ideas es de anotar que en la vida política el dogmatismo puede conducir  al autoritarismo, ese vacío de consenso que finalmente lleva al sectarismo, productor de la intolerancia, de la discriminación, del racismo, de la exclusión, de la violencia, y finalmente de la vulneración de los derechos humanos, que en el caso particular de Colombia ha estado sellada por las posiciones dogmaticas a nivel político.
Es pues a mi modo de ver el dogmatismo en Caro una posición retrograda que en nada aporta a la dialéctica de los discursos, pues no puede ser a través de la fe como se desarrolle y evolucione el pensamiento, es en la confrontación de las ideas, en el debate, donde se hacen las construcciones  de pensamiento crítico, entendiendo este como el análisis y discusión de las opiniones y afirmaciones que se aceptan como verdades. La personalísima visión de Caro, no puede constituirse en legado para una nación como la nuestra, que se declara en su  gran mayoría de creencia católica, pero que permeada por distintas problemáticas sociales  y políticas, paradójicamente no parece encontrar salida a su compleja realidad y donde los dogmas religiosos y políticos tanto de izquierda como de derecha siguen dejándonos en una espantosa orfandad casi sin esperanza, heredándonos un país estancado en las sombras macabras de la violencia, por más de cincuenta años, sin un inmediato cambio de paradigma. Y es que  la corrupción, los escándalos de parapolítica, el narcotráfico, los excesos de un conflicto armado entre guerrilla y Estado, no  dejan más que una nación devastada física y moralmente, para ser entregada a las nuevas generaciones, urge más que cualquier dogma religioso, político o ideológico, la construcción de un imaginario que conlleve a nuestro país por los senderos de una actitud ética, tan necesaria en nuestros días, un respeto por las ideas ajenas, fundar un sentido de alteridad, ese tener en cuenta la concepción del mundo, e intereses del otro, que nos permita salir a flote de nuestro naufragio y donde el respeto por la vida, se constituya en la premisa de primer orden, para dar paso a la confrontación de las ideas, como posibilidad dialéctica de construcción de una verdadera sociedad civilizada.






BIBLIOGRAFÍA
M. Rosental. P.F. Iudin. (2005).Diccionario filosófico. Atenea. Bogotá.

Tovar, L. (2006). Módulo: autor de filosofía colombiana: Miguel Antonio Caro. Bogotá. Facultad de ciencias sociales y humanas, y educativas Unad.

Cardona, M. (1999). Diccionario enciclopédico (5 ed, p. 1203). Bogotá: Larousse.

Conforti, Cristina. Comentarios al escrito de Miguel Antonio Caro,
Miguel Antonio Caro y su idea de la filosofía. Disponible en: http://www.bibliodigitalcaroycuervo.gov.co/. Consultado  el 21de Mayo 2011.




[1] M. Rosental. P.F. Iudin. (2005)pp 129-130.Diccionario filosófico. Atenea. Bogotá.
[2] CARO, Miguel “Ligera excursión ideológica” p. 589
[3] Crf. Tovar, Módulo autor de filosofía colombiana Miguel Antonio Caro p 7.
[4] TOVAR. L. Módulo autor de filosofía colombiana Miguel Antonio Caro. (2006). Unad.

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